viernes, 17 de agosto de 2012

pasajero perdurante



Bebí de tus besos como bebo del tiempo, 
cada trago era un angustioso tormento en tu partida, 
en esa olvidada saliva que se desvanece entre recuerdos inciertos, 
de una unión que construyó lo mas bonito, 
la mas grandiosa experiencia... 
haberme encontrado contigo,
 y solo hacer de nuestras narices y párpados los testigos festejantes de un elixir sin condena,
 en los ojos de amigos y amigas excepcionales,
sin dominio y sin ciencia disfrutábamos de ambos la presencia.


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