Ella siempre me deseo lo mejor...

La luz de sus palabras,
los suelos encontrados en los sueños,
la aterrizada visión de un hombre perfecto,
a ver si la vida quiere que la vida lo mueva,
es la alegría de las ilusiones y los sueños tenidos,
aunque la misma mujer no sea consciente su infortunio, 
es el hombre perfecto aquel que,
simplemente no debe estar con ella...

Por escribir...

Efímera agonía la partida del amor,
humo desvaneciente entre la nube,
solo subes la sincronía del vapor,
agua de fuego que quemas la ube,
llévame por favor...

La suerte está echada

dime...
aquí estoy y estaré,
a la espera de los granizos o el viento,
de los gritos o los sentimientos,
del barco fantasma en el desierto,
o esperando tu mensaje despierto.

Rukia... Tus bellos momentos

Eres el resultado del choque entre las diferencias de la armonía,
momentos agradables que surcan los recuerdos febriles,
son simples los tactos y movimientos de los dedos,
son tiernos los descansos de la agitación, 
del cantar a voz sostenida, 
del amor mismo en su pura expresión...

Solo o solitario,
nunca es el polo ambivalente de lo inconsciente,
de lo increíble o lo enredadamente vivenciado...

Contigo, o el tañir de una guitarra,
sin ti, o el tañir de una guitarra,
yo, y el sonido puro y fresco del tañir de una guitarra.

Me hizo ver el diablo...

Entre dos pensamientos debajo del símbolo del amor,

tu sonrisa enloquece la percepción de la realidad, 

los sumisos toques de tu tacto destrozan la calma,

la escritura se vuelve innecesaria ante la lectura de tu alma...

El elixir en tus labios llama a las puertas del cielo,

inspiras la locura y el desfogue,

talón de aquiles eres desequilibrio, 

líquido apasionado que recorta el tiempo, 

indetenibles en un cuarto sin salida...

Aquí nada está fuera de control,

los estribos están en el nerviosismo de los momentos,

más dulce es el vino de tu boca...

adictivo... como el licor de tu pulso acelerado.