En la cúspide de la vida he sido amigo de la cordura,
acogido por el manto frío de las estrellas,
aguantando los souvenires de los humanos...
El odio, la culpa, el sufrimiento.
He sentido el Valhalla descender en mi una vez más, son las garras de los dragones y los dientes feroces de las bestias los regalos de Odín para mi espada de cristal, impulsada por el congelado aliento de la crueldad en si misma, por la muerte reflejada amiga una y otra vez.
Cáliz de diosa enamorada...
Quiero volver a beber cerveza de tu cuerpo,
sostener tu pecho en soplo divino,
sentir el calor de Asgard en tus brazos,
la aurora nocturna en tus ojos
y la nieve desvanecerse en tus flameantes besos de vino...
Embriagante fruto de Yggdrasil.
Heme aquí en las montañas camino a Helheim,
hielo rojo demencial no comas de mi sangre,
exhalación al hielo en ventisca suspiro,
despido los recuerdos de tu nombre mi valkiria,
anhelando tu imagen,
como einherjar volveré.
